No me queda, mejor, no NOS queda otra.
Comienzan las clases, algo a lo que no nos podemos oponer, a lo que habrá que resignarse a hacer y acudir día tras día a ese lugar donde imparten clases (adultos, profesores ¿cuál es el significado de ese concepto?) de las cuales, la mayoría, no aportan o aportarán nada a nuestro presente ni futuro. Será una continua monotonía. Una espiral de angustía y deseo incontrolable de que llegue el siguiente verano mezclado con algún que otro buen momento, de todas formas, muy breve, ya que la realidad te invadirá de nuevo.
Por cierto, educación española.... DESPIERTA!
Bueno, y aquí lo dejo, que mi querido algodón de azúcar (Sandra) me amenazá con soltar a sus súbditos-moscas gigantes para que me ataquen si no termino en 5, 4, 3, 2, 1 (PÚMCATAPÚNCHISPÚM!!!!!)
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